Nací en Barcelona y siempre he estado fascinado por el mar y sus criaturas. Hace 10 años, descubrí el arte del Gyotaku en un restaurante japonés. Tanto me atrapó esta técnica que, en una fiesta de aniversario, propuse a mis amigos hacer un Gyotaku de recuerdo. Para mi sorpresa, muchos colgaron esa impresión en sus casas, y su entusiasmo plantó la semilla de mi futura pasión.
Hace unos años, cuando me mudé de casa, decidí crear un Gyotaku especial. Durante semanas, experimenté con diferentes papeles, tintas y técnicas hasta dar con «mi fórmula». Este proceso me ayudó a definir mi estilo personal, siempre inspirado en la belleza y textura única de cada pez.
Todo cambió durante una barbacoa en casa de un amigo: hicimos un Gyotaku con un rodaballo antes de cocinarlo, y a todos les encantó. Poco después, en una boda, regalé una de mis piezas, y varios invitados me pidieron encargos. Así fue como el Gyotaku pasó de ser un hobby a una verdadera pasión.